Internet ha supuesto para las personas un nuevo campo lleno de posibilidades tan extenso que desconocemos sus límites.
Dirigido principalmente para el intercambio de información a lo largo y ancho del mundo, Internet nos otorga la posibilidad de realizar otras acciones que antes llevábamos a cabo físicamente, por lo que nos evita desplazamientos y ahorramos tiempo y dinero. Entre estas actividades se encuentra la compra de cualquier artículo que esté disponible en la red, acudiendo a subastas virtuales, realizando la compra sin salir de casa, comprar las entradas para el cine o el teatro, y así, un sinfín de posibilidades.
Sin embargo, toda parte buena tiene su contrario, hallando graves problemas que Internet acarrea. Este continuo cambio de información hace que podamos tener conocimiento de cualquier cosa con tan sólo un click, pero también debemos seleccionar aquella que consideremos verdadera y no creernos todo lo que se publica en las páginas webs. También, y en relación a las compras mencionadas con anterioridad, hay que cerciorarse de la veracidad de los servidores que nos ofrecen realizar cómodamente cualquier compra desde el ordenador, siendo muchas veces la persona objeto de fraudes y estafas virtuales.
Pero actualmente, donde más incide Internet para lo bueno o para lo malo es en las conocidas redes sociales, las cuales amplía el número de relaciones sociales de cada persona, a la vez que peligra la privacidad del usuario si no es consciente de los datos personales que puede en cualquier momento intercambiar con un desconocido.